La ley del silencio
A este paso Alicante va a poder llamarse la ciudad de los prodigios. Y no porque se produzcan circunstancias anormales, sino porque pase lo que pase, sobre todo en su Ayuntamiento, nunca pasa nada. Y eso empieza a resultar un prodigio. En esta ciudad, parece que nunca pase nada, ya que, es tal el grado de adormecimiento que el Partido Popular ha conseguido imponer en nuestros ciudadanos, que los mayores escándalos, terminan pasando desapercibidos.
Es cierto que en conversaciones privadas, es decir por la vía de rumores y maledicencias, la vida y milagros de los munícipes del equipo de gobierno son bien conocidas. Y además son precisamente los votantes de derechas quienes cuentan con pelos y señales lo que pasa en el Ayuntamiento. Y facilitan tales datos sobre el nivel de vida de los concejales que son capaces de escandalizar a la conciencia más laxa. Pero no pasa nada y les siguen votando. Recientemente en la edición de esta provincia de un diario valenciano han contado con todo detalle las historias de los variados cambios de casa de nuestro alcalde. Y otro tanto podrían hacer, si lo que cuentan por ahí es cierto, sobre su flota náutica. Y sigue sin pasar nada.
Es cierto que ya algo de eso se publicó en estas mismas páginas, pero ni motivó ninguna investigación por parte de la oposición en el Ayuntamiento, ni mereció la atención de los fiscales, ni produjo la apertura de un expediente informativo por parte de su partido, más allá de unas declaraciones de Cholbi, que le honran, sobre el injustificado incremento de nivel de vida de ciertos regidores de Alicante. Poco tiempo después un destacado arquitecto comentaba en este diario que en Alicante había ciertos personajes a quienes llamaban Luis XV y Juan XXIII por las comisiones que pedían.
Nada pasó tampoco Y cabe preguntarse qué se ha hecho de aquella sociedad alicantina tan dinámica y progresista, tan intolerante con la injusticia..... Ou sont les nièges d´antan? Parece que por el camino hemos ido perdiendo capacidad crítica, capacidad de rebelarnos contra la injusticia, y nos hemos asentado en el conformismo. Instalados en una vida cuya norma es la ausencia de crítica, parecemos presenciar cómo termina de destrozarse nuestra ciudad a manos de tirios y troyanos, sin que seamos capaces de hacer nada por evitarlo. Porque parece que, en esta ciudad, no pase una semana sin que haya algo que sea capaz de generar escándalo. Y, vaya por donde, siempre parece ocurrir en el campo del urbanismo, un campo en el que las decisiones de los gobernantes, arbitrarias la mayor parte de las veces, son capaces de producir el enriquecimiento de unos cuantos. Y en el caso de Alicante, esos cuantos se pueden contar con los dedos de una mano.
A estas alturas seguimos sin conocer cuál va a ser la revisión del Plan General. Cada día anuncian que se van a producir nuevos retrasos, lo cual nos extraña puesto que en opinión de nuestro alcalde, él no paga al arquitecto a quien ha encargado la revisión para que piense. Pues si no está empleando este tiempo para pensar, ya nos explicarán en qué lo está empleando. Pero, al paso que vamos, no sé si va a ser necesaria la revisión del Plan General, porque no va a quedar en este municipio ni un metro cuadrado de suelo por ordenar o por edificar. La última clama al cielo. Nos referimos a lo ocurrido con el Plan de Rabasa.
Sin esperar a la revisión del Plan General, el Ayuntamiento convocó un concurso en el que se adjudicaba la urbanización de, aproximadamente, cuatro millones de metros cuadrados, lo cual suponía edificar entre diez y quince mil nuevas viviendas. La solución iba retrasándose y habían surgido noticias según las cuales a alguien en el Ayuntamiento le había entrado un gramo de cordura, y había decidido esperar hasta la aprobación de la revisión del Plan General. Nada de eso. Tras la presentación de ofertas, el concurso ha quedado anulado, para nada sirven las valoraciones de las empresas presentadas, porque en tal caso -¡oh milagro!- se prefiere que la promoción la realice una empresa pública formada por el Ayuntamiento, la Conselleria dirigida por Blasco, y un promotor privado, que mucho nos tememos será quien termine por llevarse el gato al agua, porque ya sabemos cuál es la concepción que en el PP tienen de lo público.
Y aquí no ha pasado nada. Se publica la noticia, y ni tan siquiera los afectados por la anómala decisión parecen reaccionar. ¡Hasta ese punto hemos llegado! Dentro de nada, esta ciudad, va a tener dos títulos cinematográficos, uno «La ciudad sin ley», y el otro puede ser «La ley del silencio». Pero nosotros no vamos a ser cómplices de tanto desatino. Porque como escribió García Márquez: "Cuando la verdad no aparece, alguien tiene que ocuparse de ella".
(*) Forman parte del colectivo El Tabalet, entre otros: Javier Macho, Gaspar Hernández, Pepe Riera y Juan Saura
Colectivo "El Tabalet"
Es cierto que en conversaciones privadas, es decir por la vía de rumores y maledicencias, la vida y milagros de los munícipes del equipo de gobierno son bien conocidas. Y además son precisamente los votantes de derechas quienes cuentan con pelos y señales lo que pasa en el Ayuntamiento. Y facilitan tales datos sobre el nivel de vida de los concejales que son capaces de escandalizar a la conciencia más laxa. Pero no pasa nada y les siguen votando. Recientemente en la edición de esta provincia de un diario valenciano han contado con todo detalle las historias de los variados cambios de casa de nuestro alcalde. Y otro tanto podrían hacer, si lo que cuentan por ahí es cierto, sobre su flota náutica. Y sigue sin pasar nada.
Es cierto que ya algo de eso se publicó en estas mismas páginas, pero ni motivó ninguna investigación por parte de la oposición en el Ayuntamiento, ni mereció la atención de los fiscales, ni produjo la apertura de un expediente informativo por parte de su partido, más allá de unas declaraciones de Cholbi, que le honran, sobre el injustificado incremento de nivel de vida de ciertos regidores de Alicante. Poco tiempo después un destacado arquitecto comentaba en este diario que en Alicante había ciertos personajes a quienes llamaban Luis XV y Juan XXIII por las comisiones que pedían.
Nada pasó tampoco Y cabe preguntarse qué se ha hecho de aquella sociedad alicantina tan dinámica y progresista, tan intolerante con la injusticia..... Ou sont les nièges d´antan? Parece que por el camino hemos ido perdiendo capacidad crítica, capacidad de rebelarnos contra la injusticia, y nos hemos asentado en el conformismo. Instalados en una vida cuya norma es la ausencia de crítica, parecemos presenciar cómo termina de destrozarse nuestra ciudad a manos de tirios y troyanos, sin que seamos capaces de hacer nada por evitarlo. Porque parece que, en esta ciudad, no pase una semana sin que haya algo que sea capaz de generar escándalo. Y, vaya por donde, siempre parece ocurrir en el campo del urbanismo, un campo en el que las decisiones de los gobernantes, arbitrarias la mayor parte de las veces, son capaces de producir el enriquecimiento de unos cuantos. Y en el caso de Alicante, esos cuantos se pueden contar con los dedos de una mano.
A estas alturas seguimos sin conocer cuál va a ser la revisión del Plan General. Cada día anuncian que se van a producir nuevos retrasos, lo cual nos extraña puesto que en opinión de nuestro alcalde, él no paga al arquitecto a quien ha encargado la revisión para que piense. Pues si no está empleando este tiempo para pensar, ya nos explicarán en qué lo está empleando. Pero, al paso que vamos, no sé si va a ser necesaria la revisión del Plan General, porque no va a quedar en este municipio ni un metro cuadrado de suelo por ordenar o por edificar. La última clama al cielo. Nos referimos a lo ocurrido con el Plan de Rabasa.
Sin esperar a la revisión del Plan General, el Ayuntamiento convocó un concurso en el que se adjudicaba la urbanización de, aproximadamente, cuatro millones de metros cuadrados, lo cual suponía edificar entre diez y quince mil nuevas viviendas. La solución iba retrasándose y habían surgido noticias según las cuales a alguien en el Ayuntamiento le había entrado un gramo de cordura, y había decidido esperar hasta la aprobación de la revisión del Plan General. Nada de eso. Tras la presentación de ofertas, el concurso ha quedado anulado, para nada sirven las valoraciones de las empresas presentadas, porque en tal caso -¡oh milagro!- se prefiere que la promoción la realice una empresa pública formada por el Ayuntamiento, la Conselleria dirigida por Blasco, y un promotor privado, que mucho nos tememos será quien termine por llevarse el gato al agua, porque ya sabemos cuál es la concepción que en el PP tienen de lo público.
Y aquí no ha pasado nada. Se publica la noticia, y ni tan siquiera los afectados por la anómala decisión parecen reaccionar. ¡Hasta ese punto hemos llegado! Dentro de nada, esta ciudad, va a tener dos títulos cinematográficos, uno «La ciudad sin ley», y el otro puede ser «La ley del silencio». Pero nosotros no vamos a ser cómplices de tanto desatino. Porque como escribió García Márquez: "Cuando la verdad no aparece, alguien tiene que ocuparse de ella".
(*) Forman parte del colectivo El Tabalet, entre otros: Javier Macho, Gaspar Hernández, Pepe Riera y Juan Saura
Colectivo "El Tabalet"
3 comentarios
rizos -
Raquel -
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Gracias :)
Esta noche es Nochebuena -