¿No está usted harto de Terra Mítica?
El fiasco en el que está a punto de convertirse Terra Mítica, significa, ni más ni menos, el fracaso de una determinada forma de hacer las cosas, que ha sido la propia del Partido Popular en la Comunidad Valenciana. Porque hay veces en las que, a la hora de analizar las cosas, hay que recordar la manera en la que se han gestado, para ver el punto al que han llegado en la actualidad. Y sobre todo si aquello que nos habían vendido se ha convertido en realidad, o bien si las intenciones que estaban tras las iniciales propuestas se han quedado en nada.Ya nadie parece acordarse de la pompa y el boato que acompañó al anuncio del parque temático, ni las engoladas palabras de Zaplana cuando anunciaba que el proyecto iba a situarnos en la cabeza de las regiones más avanzadas de Europa, ni el dinamismo del que tan orgulloso se sentía por haber sido capaz de concebir tan importante proyecto, o los fastos faraónicos del acto de su inauguración... Y eso por no hablar de las descalificaciones que merecían quienes pensaban -pensábamos- que el dinero público estaría mejor empleado en construir hospitales que en construir toboganes.
Ahora, pasados nada más que tres años, la realidad no puede ser más tozuda. El parque no despega, no llega ni de lejos al número de visitantes necesarios para asegurar su rentabilidad, no pasa de ser un parque de dimensión regional del que escasamente se benefician los negocios de la comarca (la mayor parte de visitantes del parque llegan en autobuses y ni se quedan en Benidorm; y quienes ya están en la zona, lo que se gastan en Terra Mítica no se lo gastan en otros comercios). Por otra parte, la situación de quiebra técnica en la que se encuentra la empresa, la negativa a suscribir la ampliación de capital, la pérdida de rentabilidad financiera de las Cajas, el abandono por parte de Paramount, son sólo datos que anuncian el desastre que se nos viene encima. No cabe duda que el debate sobre Terra Mítica está muy lejos de estar acabado. Los datos que nos llegan sobre lo que ocurre y, lo que es peor, lo que se propone, ponen los pelos de punta. Sobre ello tendremos, sin duda, ocasión de volver. Pero por ahora basta poner de manifiesto que Terra Mítica se está convirtiendo en un problema, ocasionado por la política irresponsable del PP valenciano.
Y porque estamos hartos de soportar esta forma de hacer las cosas, hemos decidido alzar nuestra voz, para dar nuestra opinión sobre éstas y otras tantas cosas sobre las que no debe caer el silencio. Para ello, nos hemos reunido un grupo de ciudadanos y ciudadanas de ideología progresista con el propósito de analizar de la forma más racional posible las necesidades tanto de nuestra Comunidad como, más específicamente, de nuestra ciudad, intentando aportar soluciones a los problemas de una urbe que ya está en los trescientos mil habitantes. El Tabalet quiere generar opinión en los distintos sectores de la ciudadanía así como exponer conclusiones que puedan abrir un debate ciudadano de gran calado para esta ciudad. Pero si hay algo que preocupa a este colectivo es denunciar a aquellos que tienen la responsabilidad de buscar el bien común, y se dedican a realizar actividades inconfesables que sólo les benefician a ellos. Deseosos de hacer algo, hemos decidido reunirnos periódicamente en unas tertulias informales, abiertas y desenfadadas, y, posteriormente, escribir nuestras reflexiones en este diario que nos ha abierto sus páginas, muy en línea con la tradición de tolerancia e independencia que le caracteriza.
Desde nuestro pensamiento progresista, también nos une una profunda preocupación sobre el futuro de la izquierda, que va retrocediendo elección tras elección -y no nos referimos sólo a España- sin que los esfuerzos de renovar el mensaje hayan tenido, hasta el momento, demasiado éxito. Y estamos preocupados por el hecho de que el electorado tradicional de la izquierda se quede en su casa los días en que toca ir a votar. ¿Tan poco atractivo ofrece la izquierda a su electorado tradicional que es incapaz de conseguir su movilización? Otras cosas que nos preocupan tienen relación con el papel de los partidos de izquierda en esta nuestra sociedad post-industrial, en la que el movimiento obrero y sindical tiende a desarticularse. Nos preguntamos, también, por qué el voto progresista de las clases medias, aunque se muestre crítico con ciertas políticas del Partido Popular, que chocan con la ideología liberal-progresista de esos sectores, se muestra reticente con las opciones de izquierda. Igualmente, queremos saber por qué los más bellos principios de la actuación política, tales como la Justicia y la Solidaridad, han dejado de ser referentes necesarios para esta sociedad. Y sobre todo nos duele esta Alicante nuestra de todos los demonios.
Unos hemos nacido aquí. Otros la hemos elegido para vivir. Pero al final, todos observamos desesperados cómo nuestra ciudad se desliza en una pendiente que la conduce, necesariamente, hacia la desaparición de cualquier vestigio de personalidad propia. La falta de modelo; el conformismo con un desarrollo basado en la especulación del ladrillo; la renuncia a liderar una sociedad, e incluso la indiferencia que esta propia sociedad muestra hacia su futuro, son cosas que creemos que deberían ser suficientes para movilizar a quienes nos gobiernan. Pero -¡ay dolor!- no lo hacen. Y ello despierta nuestro sentimiento de rebeldía.
Por eso hemos elegido el nombre de El Tabalet. Un instrumento muy propio de nuestro folklore, que con su redoble sirve para llamar la atención. Y también para invitar a la participación en actos colectivos. Esperamos y confiamos en que esta iniciativa que hoy nace con este artículo, sea capaz de ilusionar a nuestros conciudadanos, así como también despierte las conciencias más críticas al modelo actual de ciudad que, hoy por hoy, nos ha puesto en la cola de las ciudades españolas. Eso, y todo eso, pretendemos ser. Y nada más. Tal vez habrá quién se pregunte si esas intenciones declaradas son reales o si tendremos otras ocultas. Ese planteamiento es, probablemente, muy apropiado para quienes acumulan grandes dosis de cainismo. En cualquier caso, no queremos que el punto de atención se ponga en nosotros, sino en aquello de lo que hablamos, porque, como dijo Confucio, «cuando el dedo señala la Luna, sólo los necios se fijan en el dedo».
(*) Forman parte del colectivo El Tabalet, entre otros: Rafael Arnau, Luis Berenguer, Francisco Escudero y Alejandro Riera.
Colectivo "El Tabalet"