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El Tabalet

El futuro ya no es lo que era

El futuro ya no es lo que era

Con ocasión del debate del Estatuto de Autonomía Valenciano, Alfonso Guerra afirmó (si la memoria no nos falla, la cita era de Preistley) «lo malo de nuestro tiempo es que el futuro ya no puede ser lo que era». Hace unos años se publicó un libro de conversaciones entre Juan Luis Cebrián y Felipe González que se denominaba «El futuro ya no es lo que era». De uno de ellos tomamos prestado el título, que viene a sintetizar cuanto en este artículo queremos expresar: no podemos hacer en el presente los mismos análisis que en el pasado. Y menos en política cuando hay cambio de actores en el escenario.Pensemos en los cambios, reales o pretendidos, que hay en los diferentes niveles de gobierno, sea institucional, sea orgánico, en el Partido Popular, y podemos preguntarnos si no tenemos la sensación de que estamos analizando esos cambios con visión del pasado.
Era tanto el índice de rechazo que provocaba Aznar entre los sectores más progresistas y dinámicos de la sociedad española, que parecemos olvidarnos que ya es el pasado, y bien pasado, y tenemos la tendencia a mirar a Rajoy con mejores ojos, aun cuando sea por contraposición a Aznar. ¡Qué error!. Es cierto que el anterior Presidente del Gobierno sigue poniendo fácil la crítica, y se dedica a acumular más errores a los que ya cometió en abundancia en su última época de gobierno, pero eso no nos ha de inducir a cebarnos con él. No sólo porque se le deba un respeto como ex-Presidente -un respeto que por cierto él nunca tuvo con Felipe González, pero no se olvide que la mejor forma de descalificar a nuestros contrincantes consiste en no parecernos a ellos-, sino porque Aznar, al fin y al cabo, no va a presentarse más a las elecciones y ya no es contrincante de nadie. Bueno, tal vez de nadie menos de Rajoy, pero eso es otra cosa. Parece como si, a fuerza de criticar a Aznar, estuviéramos haciendo bueno a Rajoy, que es el verdadero contrincante.
Y lo que tenemos que darnos cuenta es que los dos son la misma cosa. Con matices, pero la misma cosa. Uno, Aznar, es un producto del régimen de Franco, de la más recia derecha castellana, con ribetes autoritarios, más de Onésimo Redondo que de Primo de Rivera, y si seguimos la terminología del franquismo, próximo a los «azules». Otro, Rajoy, puede parecer más sibilino, pero es un perfecto representante de la derecha de toda la vida, de la que ora y embiste cuando se digna usar la cabeza. En la terminología del franquismo sería un «tecnócrata». Para conocer bien quien es el hoy Presidente del PP basta hacer el vomitivo ejercicio de leer sus artículos sobre la envidia igualitaria, en los que viene a decir que ellos, las clases pudientes por supuesto, son lo que son porque valen más que los pobres desgraciados que si están marginados es porque no sirven para nada, en línea con el más reaccionario pensamiento neocons. Y por lo tanto, son tal para cual, y compararlos entre ellos es como comparar la viruela y la malaria. Con el añadido que la viruela está extinguida, y la malaria sigue matando.

Otro tanto nos ocurre en la Comunidad Valenciana. Parecemos haber respirado tanto por la desaparición de Zaplana, que nos dedicamos a hacer bueno a Camps, y la verdad es que no es para tanto. Hace algún tiempo un empresario manifestaba a todo aquél que quería oírle como alabanza a Camps: «Por lo menos es honrado». No lo dudo, aún cuando vemos alguno de sus apoyos, nos tentamos los machos. O cuando vemos que su esposa ha vendido su farmacia en vísperas de un concurso de la Generalitat para la concesión de nuevas oficinas farmacéuticas, por lo que pensamos que habrá que estar vigilantes para ver si hay alguna relación entre una cosa y otra. Pero hoy Zaplana, mal que le pese, es cosa del pasado en esta Comunidad. Y como siga haciendo barbaridades en Madrid, también lo será en España, por mucho que le jaleen los hooligans de la bancada popular cuando desbarra en la tribuna del Congreso. Pero no vayamos a equivocarnos. Camps no sabemos si será o no peor que Zaplana, pero lo que estamos seguros es que mejor no es. Y además es el candidato de los conservadores. Así, que, de alabanzas, ninguna.
Es igual que la manía que nos ha entrado de hablar bien de Ruiz Gallardón, presentándole como una especie de adalid del centrismo progresista. ¡Qué tiempos aquellos en los que Ruiz Gallardón padre decía que lo malo de su hijo Alberto es que era muy de derechas!. Y eso que el bueno de don Rafael, fundador de la primitiva AP de los tiempos duros, no era precisamente un rojo. Doña Esperanza Aguirre se cree que es muy de derechas, y decimos que se cree porque saber, lo que se dice saber, sabe muy pocas cosas, pero en pensamiento conservador Ruiz Gallardón no le va muy a la zaga, aunque el afán de diferenciarse de los que mandan en su partido, y por cierto están muy preocupados de no dejarle mandar a él, le haga presentarse como más abierto de lo que el cuerpo le pide. Pero de progresista no tiene un pelo, y es bueno que nos demos cuenta de eso, aunque sólo fuera por el razonamiento que si fuera progresista no estaría en un partido conservador.
Y aquí, en Alicante, visto el guirigay que tienen los populares en el Ayuntamiento se puede caer en la tentación de optar por una de las dos partes en el conflicto, y eso sería un error. Porque si malos son unos, los otros no le van a la zaga, y optar por unos o por otros significaría fortalecer bien a quienes han convertido el Ayuntamiento de Alicante en un nido de irregularidades, bien quienes están gobernando la Diputación con criterios del más rancio caciquismo. Y en cualquier caso, si quieren llegar al Ayuntamiento no es tanto para poner orden, sino para participar en el desorden.
Por lo tanto, el futuro ya no es lo que era, y los contrincantes de ayer, si están muertos, hay que dejarlos en paz, en la paz de los cementerios. Hoy tenemos nuevos contrincantes con los que enfrentarnos y mientras nos distraigamos con el pasado, ellos se encontrarán ante sí con un paseo militar.
Por cierto, nos hemos encontrado con muchos lectores de los artículos de «El Tabalet», algunos en nuestra weblog, que nos animan a seguir, tanto en las críticas, como cuando nos ponemos a hacer propuestas que contienen ideas que deberían servir para alguna que otra iniciativa. Y entre ellos algunos concejales/concejalas y cargos públicos. Pero. ¿qué quieren que les digamos?. Pues que tenemos la misma sensación que cuenta Mahler en su canción sobre el «Sermón de San Antonio de Padua a los peces»: «mucho les gustó el sermón, pero siguieron actuando igual»

El Baile de los Vampiros

El Baile de los Vampiros

Llega el carnaval y los miembros de El Tabalet nos queremos disfrazar de "Don Carnal", en nuestra fiesta, porque entre nosostros, como ya viene siendo habitual, ninguno lleva mascara y las cosas se dicen con los puntos sobre las íes. Este año hemos decidido llamar a la temática de nuestra fiesta "El Baile de los Vampiros", quizás porque la situación de esta ciudad es sangrante, o porque cada vez hay más chupasangres. Y es que, en esta ciudad, no hace falta celebrar carnaval para sentir la presencia de sanguijuelas. Eso si, luego nos dicen que ya no hay dinero en las arcas municipales. ¡Qué cosas hay que oír! Dice el programa festero, que el carnaval comienza con el "dijous de grass". Salchichada, frutas de Baco, dolçaina y tabalet. Nosotros, más que salchichada, diríamos chorizada, si es que nos ponemos desmanes que el Gobierno popular, con el beneplácito de ciertos sectores, realiza en esta ciudad. Eso si, el PP aprendió en sus años de oposición a echarle la culpa al PSOE de todo. Así es que la culpa de que las arcas publicas estén en números rojos es de los socialistas, que no de la ineficacia demostrada o de las subidas indiscriminadas de sueldos. Si nos apuran, haremos caso a Pedro Romero, y acusaremos de todo a la inmigración; y ¿por qué no hacer caso del científico Hawking y decir que el big bang es culpa de los sociatas?. Después llega el "divendres de pregó", y deberíamos, haciendo honor al sentido común, aclarar lo que huele mal en esta ciudad: "Alicantinos y alicantinas, algo huele a podrido en la casa consistorial, y no hay que echarle la culpa al equipo de limpieza. Digamos que la Sangueta huele a pelotazo, que el aroma que desprenden los plenos sin temas que tratar, huelen a silencio administrativo, es decir, a quien calla otorga. El perfume que se intenta disimular con los contenedores subterráneos, no deja dudas sobre la nefasta gestión y sobre las adjudicaciones dedocráticas". Del sábado ramblero, podríamos decir que el PP en estos últimos tiempos ha sacado a pasear toda la tiña y la rivalidad que tiene en su seno. Honrando a Don Carnal, veremos pasear a piratas, brujas, presidentas de mesa sentadas encima de la urna, periodistas apuntando con amenazas de tirar de mantas que cubren cúpulas de dudosa credibilidad, concejales que deshojan margaritas, hoy te quiero, hoy te pongo a caer de un burro... Y si nos ponemos a pensar en disfraces, no deberíamos olvidarnos del hombre del maletín, del hombre del traje gris, que diría Sabina, o de los estómagos agradecidos. ¡Menudo carnaval! El martes de carnaval, llega el "Jui d´en Carnestoltes", proceso sumarísimo donde Don Carnal tendrá que rendir cuentas de todas las fechorías, atropellos a la moral e hímenes destartalados en estos días de Antruejo. ¡Si al fiscal anticorrupción le apeteciese trabajar! Solo Dios diría. Y, acto seguido, "la Processó del Pelele", que como su nombre indica, los que deberían salir son algunos de los ingenuos que, estando en la oposición se creen, o les interesa creer lo que les dicen. Y una y mil veces les engañan. O porque se crean que con mayores liberaciones los ciudadanos van a notar más su trabajo. En ocasiones las palabras se quedan cortas con los hechos. Y como colofón, nos queda el miércoles, el Entierro de la Sardina, al que en este colectivo vemos como el colofón de una fiesta enigmática. La sardina, no sabemos si algunos la verán a estas alturas como la gallina de los huevos de oro, pero lo que esta claro es que algún día debería acabarse el menfotismo alicantino y el desgobierno del Consistorio, y a ello ayudaría que se hiciese una oposición efectiva, no una oposición útil, útil para el grupo popular y sus secuaces. Y es que el programa de fiesta rezaba con una frase: "Ni Don Quijote, ni Rocinante, siempre es Don Carnal tronante, quien con su chusma informal, inaugura el Carnaval de la Ciudad de Alicante"... y que a nadie se le abra la úlcera después de leer esto.

Un año ha pasado ya

Un año ha pasado ya

Pues sí, ya ha pasado un año desde que El Tabalet comenzó su andadura y, desde entonces, está presente en estas páginas con su acostumbrada periodicidad mensual (bueno más o menos mensual, que la informalidad de nuestras tertulias y nuestro carácter un tanto anárquico nos hace ser relativamente respetuosos con cualquier norma). Y desde ese diciembre de 2003 han cambiado muchas cosas, tantas que nos produce un cierto vértigo echar la vista atrás para recapitular sobre cuánto ha ocurrido desde que tenemos existencia pública.En primer lugar, hubo un 14-M que cambió el signo del Gobierno de la Nación. La verdad es que hay a quien le cabe la duda si las elecciones las ganó el PSOE o las perdió el PP. O más concretamente Aznar. Pero a quienes piensen que la respuesta se encuentra en la segunda alternativa, hay que recordarles que era preciso que hubiera una alternativa creíble y digna de confianza para que los ciudadanos se decidieran a arrumbar al PP a la cuneta. Es decir que nunca un partido pierde las elecciones si enfrente no tiene a otro capaz de asumir la responsabilidad de gobernar.
Pero el caso es que ganó el Partido Socialista, y pasados más de nueve meses desde la fecha electoral, merece la pena reflexionar sobre la situación desde entonces. En primer lugar hay que señalar que después de las elecciones se pudo percibir una cierta sensación de alivio entre los electores, alivio más que justificado en la medida que los nuevos gobernantes no iban a dedicarse a despreciar a la ciudadanía, ni a reñirles permanentemente. Y para mayor INRI, cuando pasa el tiempo y los ciudadanos empiezan a olvidarse del rechazo de cierta forma de gobernar, viene Aznar a recordar que las cosas han cambiado, y ahora se gobierna de forma diferente. La derecha más montaraz se dedica a hacer chistes con el tema del talante, pero la verdad es que el cambio de talante ha tenido mucho que ver, en su momento, con el resultado electoral, y ahora con las encuestas que siguen favoreciendo al PSOE. De modo, que sigamos con el buen talante.

En segundo lugar, y aunque parezca mentira, la derecha todavía no ha aceptado el resultado electoral. Quienes de entre nosotros pensaba que la derecha española se había civilizado y había decidido bajar del monte, tenemos que reconocer que estábamos equivocados. ¿Es posible que todavía piensen que el poder les pertenece por derecho divino, y cualquiera que lo ocupe ajeno a ellos es poco menos que un usurpador?. Pues sí, es posible. Y si no, a los hechos nos remitimos.
En tercer lugar, habrá que hacer un comentario sobre la valoración que merece la acción de gobierno. Y hasta ahora se puede apreciar que los gobernantes están desempeñando sus funciones con una mezcla de radicalismo en materia de derechos humanos y de los ciudadanos (y que conste que utilizamos el término radicalismo en su sentido más noble) con una gran solvencia en materia económica, la solvencia que avala nuestro paisano Pedro Solbes. Es cierto que hay muchos problemas, en particular referidos a nuestra Provincia, ni más ni menos que los que ponía de manifiesto Juan Ramón Gil en su artículo del pasado 5 de diciembre, pero sería injusto pensar que esos problemas tendrían solución con un Plan Hidrológico que quienes lo redactaron sabían que nunca iba a llevarse a cabo, por lo menos en todas sus previsiones, o bien que los problemas de la industria manufacturera sólo pueden solucionarse con acciones de gobierno. Tenemos graves problemas, que también existirían si se hubieran adoptado a tiempo medidas, pero lo cierto es que la imprevisión y la despreocupación los ha agravado. Y si alguien quiere, recapitulamos y hacemos balance. Por cierto, como aviso para navegantes, que nadie piense que los problemas electorales de los socialistas en esta Provincia están basados exclusivamente en esos problemas. O encuentre en ellos una excusa para no hacer los deberes.
Pero también han cambiado muchas cosas por estos pagos. La pelea entre Zaplana y Camps, Ripoll y Camps, Ortuño contra todos, que hace un año estaba latente, ha pasado a manifestarse con toda su crudeza. Es difícil olvidar la imagen de aquella mujer sentada encima de la urna de votación. Todo cuanto ha ocurrido es bien sabido, pero cuando las reuniones de un partido político abandonan las páginas políticas para entrar en las de sucesos, es que algo grave está pasando. Estos del PP cada día están pensando más en el día de San Valentín por la matanza, que por el amor fraternal. Y es que los odios han llegado a un extremo que parece que se prefiere que se pierdan las elecciones a que las gane el otro. Es, en cierta medida y salvando mucho las distancias, la misma forma de pensar de los maltratadores de género: o mía o de la tumba.
Esas peleas han hecho pensar a muchos que iban a empezar a filtrarse noticias sobre irregularidades en la forma de gobernar. No nos lo creamos. Es mucho lo que tienen que ocultar para descubrirse mutuamente las vergüenzas. Y si no se lo creen, al tiempo. Mucho amenazar Zaragoza, pero no suelta ni un papel. Mucho hablar Ortuño, pero al final con lo único que sale es que al acendrado amor a la familia de los populares, y en particular de Ripoll, les hace colocar a toda su familia a cobrar (observen que no decimos a trabajar) del erario público. ¡Nada que no se supiera de antemano!
Muchas cosas cambian, pero otras, en cambio, permanecen inalterables. Como por ejemplo, la actuación de la oposición en el Ayuntamiento de Alicante. Suponemos, y lo decimos con ausencia de malicia, que estas nuevas liberaciones, son para mejorar el trabajo del grupo socialista y no el pago a los servicios prestados. Y visto lo visto en esta ciudad, los fiscales de Alicante, por mucho que aparezcan noticias escandalosas que merecerían ser investigadas, no parecen estar motivados para actuar. ¡Y para eso se pedía una delegación de la Fiscalía Anticorrupción!
Y es que, al final parece que hay muchos que siguen la máxima ignaciana: en tiempo de tribulación, no hacer mudanza.
P.D. No quisiéramos despedirnos sin felicitar al señor Zaplana por su nuevo carné de conducir.

¿Compraría usted acciones de la CAM?

¿Compraría usted acciones de la CAM?

O de Bancaja, que tanto da. Obviamente la pregunta no puede responderse porque las Cajas de Ahorro no acceden a los mercados bursátiles, y, a pesar de los intentos del Gobierno del PP al aprobar las famosas «cuotas participativas», la privatización de las Cajas de Ahorros no ha terminado de llevarse a cabo, y por lo tanto no hay títulos que accedan a los mercados de valores, y que puedan verse afectados por ese «vengador implacable» que es el propio mercado. Porque el mercado, y no hace falta ser un ultraliberal para afirmarlo, al final termina colocando a cada uno en su sitio, máxime cuando se trata de un mercado como el bursátil en el que los analistas y los inversores someten a un cuidadoso examen las operaciones de las empresas antes de recomendar la adquisición de sus títulos. Y, naturalmente, desaconsejan su adquisición cuando los gestores se han lanzado a operaciones aventureras o bien aquéllas otras a las que no se les augura un porvenir rentable. Por lo tanto si la CAM tuviera un capital dividido en acciones, estaría sometida a la lupa de sus inversores, que analizarían cuidadosamente sus decisiones.¿Y en qué operaciones se ha involucrado últimamente la CAM -también Bancaja por supuesto- que deberían servir de base para determinar un hipotético valor de sus títulos? Ya sabemos que usted está pensando desde el principio de estas líneas en Terra Mítica. Desde el punto de vista financiero no conocemos ninguna operación menos digna de tener una financiación tan generosa por parte de una entidad de crédito como el parque de Benidorm. Y no se nos diga que no tiene delito la gestión de Terra Mítica. Dietas desorbitadas, gestión ausente de profesionalidad... y ahora, en plena vorágine, una buena noticia consistente en que el presidente más inútil que imaginarse pudiera se ha visto forzado a dimitir, aunque un personaje, que empieza a dar síntomas de descerebramiento, salga en su defensa diciendo que se ha dejado la vida defendiendo los intereses de esta provincia. ¡Pues bien vamos!

Cada día conocemos más cómo se gestó el proyecto. O mejor dicho cada día se van confirmando las noticias de cuál fue su demencial concepción, y cómo lo que, en principio, era simplemente un proyecto de unos empresarios de Benidorm para completar la oferta de ocio de la zona, fue secuestrado por la Generalitat para crear una obra faraónica que Zaplana quiso convertir en algo así como el símbolo de su mandato. No hay que olvidar lo engoladamente orgulloso que se encontraba el día de su inauguración cuando nos quería transmitir la idea de que, cuando los valencianos nos proponemos algo, somos capaces de llevarlo a cabo.
Pero no achaquemos a Zaplana todos los males, a él la CAM sólo le ha concedido una hipoteca tan faraónica como este parque temático con unas condiciones que están al alcance de muy pocos ciudadanos.

La responsabilidad, como en un equipo de fútbol de 3ª División, estuvo muy repartida, aunque si hubiera que graduarla el primer premio se lo llevaría el gobierno de la Generalitat, cuyos miembros, además, presumen de liberales, pero no encuentran empacho en enterrar ingentes cantidades de dinero público en una actividad económica que debería quedar reservada al sector privado, haciendo que un escalofrío recorra los cuerpos desde el de Adam Smith hasta los de Hayek o Friedman. No olviden, por otra parte, otra actuación tan «liberal» como la pretensión de Ripoll de convertirse en «salva patrias», cursando instrucciones a las Cajas, cuando lo único que pretende es salvar la cabeza de su jefe Zaplana, lo cual resulta, cuanto menos, patético. Pero no son ellos los únicos culpables. En ese cupo habrá que incluir a los demás accionistas de referencia que cuando encargaban estudios sobre la viabilidad del parque, desechaban los de todos aquellos que anunciaban lo que muchos sabíamos, es decir que un parque de esas dimensiones, que precisara esas inversiones, carecía de viabilidad.
Y no exoneramos tampoco a las Cajas de Ahorros, que no supieron pararle los pies a los megalómanos que pretendían construir monumentos de cartón piedra como gran proyecto político. ¿Hay alguien que me pueda explicar cómo la CAM concedió créditos a Terra Mítica por tan descabellado importe de millones de euros? ¿Acaso se pensaba que se podrían recuperar? ¿O se hacían oídos sordos a la inadecuada concepción del parque y a su desastrosa gestión? Y ¿qué podemos pensar que tengan una más que importante participación en su capital social? ¿No les movieron los informes de las consultoras internacionales que desaconsejaban su inversión? ¡Dios mío, en manos de quienes tenemos nuestros dineros!
Es cierto que este tipo de inversiones, aunque no se justifique desde el punto de vista empresarial o financiero, puede tener una rentabilidad social, que puede consistir en servir de foco de atracción para otras actividades. Por ejemplo, una iniciativa pública consistente en promover un parque temático podría tener sentido si se tratara de desarrollar una zona turísticamente deprimida, pero ése no es el caso de la Marina Baja. Y además, una vez que Terra Mítica se puso a funcionar, no pareció atraer un aumento de visitantes significativo a la comarca; antes al contrario, las familias que veraneaban en Benidorm, el dinero que se gastaban en Terra Mítica, se lo ahorraban en otros gastos, como bien pronto pudieron percatarse los comerciantes de Benidorm. Hay en nuestra provincia otras comarcas que pueden entrar en recesión, como consecuencia de la crisis de sectores industriales manufactureros, y ahí sí que veríamos con gusto una acción decidida del gobierno de la Generalitat, y de nuestras Cajas de Ahorros. Pero, lamentablemente las arcas públicas valencianas están exhaustas después de tanto dispendio inútil. Por cierto que esos sectores en crisis si reciben algún mensaje no es precisamente de ánimo, pues no oyen más que su negocio es cosa del pasado y que deberían dedicarse a otra cosa.

No vamos a insistir más, por lo tanto, en cuál es el desdichado destino de algunas de las inversiones de la CAM, pero queremos dejar claro y diáfano que aplaudiríamos que de ellas se obtuvieran beneficios para una comunidad, aunque no hubiera beneficios financieros. Pero ése no es el caso de su inversión en Terra Mítica. Ni por cierto el de otras operaciones recientes como el préstamo de 630.000 euros a Tabarka, un grupo mediático-empresarial al servicio del Partido Popular y de viabilidad más que dudosa (recuerden el affaire de Aguas de Valencia).
Recientemente, sin embargo, parece que ha habido un hecho que parece haberle dado un balón de oxígeno político a quienes reclaman mayor intervención de los poderes públicos y las Cajas de Ahorro para salvar Terra Mítica. Se trata de la operación realizada por la Caixa para ayudar a Port Aventura, con el beneplácito del gobierno catalán. No vamos a obviar que entre ambos casos existen diferencias (por ejemplo ese proyecto está en una zona turística a la que se quería promocionar, por no estar saturada, y además su gestión económica no resulta tan catastrófica como la del parque de Benidorm), pero aun así se le puede callar la boca a quienes tal argumento aducen, porque, al fin y al cabo, si en Cataluña se ha hecho algo mal, ello no justifica que aquí se imite.
Por cierto que cuando escribimos estas cosas nos vienen a la memoria lo que decía Muñoz Molina referido a la guerra de Troya. Se le tenía más temor a la mítica Casandra cuando anunciaba los desastres, que a los enemigos de la ciudad que se apresuraban a destruirla.

Colectivo "El Tabalet"

Alicante, marca registrada

Alicante, marca registrada

Hace escasas fechas tuvo lugar en Alicante un importante acto en el que, con asistencia del Rey, se conmemoró el X aniversario de la apertura de la sede de la OAMI, y quizás sea el momento de recordar el porqué está en nuestra ciudad esa importante oficina de la Unión Europea, así como preguntarnos si han sabido aprovecharse todas las potencialidades que se abrían como consecuencia de esa decisión.La aprobación en 1993 del Reglamento sobre la Marca Comunitaria, en el que se designó a la ciudad de Alicante como sede de la Oficina encargada del Registro (OAMI) constituyó un hito en la construcción del Mercado Único, pero también una importante apuesta por la ciudad de Alicante, que así se convertía en sede europea. Posteriormente se aprobó el Reglamento del Diseño comunitario (dibujos y modelos), cuya competencia corresponde igualmente a la OAMI, y, por lo tanto, su aprobación supuso un considerable incremento de la importancia de la oficina de Alicante.
Desde el inicio del funcionamiento de la Oficina, se acumularon peticiones de registro de marcas, (sobre 45.000 anuales) y posteriormente de diseños (20.000 anuales) convirtiéndose en la más importante oficina comunitaria que se encuentra fuera de las sedes de las instituciones (Bruselas y Luxemburgo), tanto por el número de funcionarios (800 aproximadamente) como por los fondos que gestiona. La Oficina es autosuficiente desde el punto de vista financiero, pues se financia con las tasas que pagan los titulares de las marcas y diseños.
La elección de la ciudad de Alicante como sede de la OAMI fue el resultado de una clara apuesta de los gobiernos socialistas, central y autonómico, de 1993 en favor de un proyecto como el Triángulo Alicante-Elche-Santa Pola, surgido de la sociedad civil, y, en buena medida, en favor de la concepción de Alicante como ciudad de servicios avanzados. Y por cierto que, con ocasión del acto del décimo aniversario, llamó la atención que no fueran invitados algunos de los responsables políticos que más peso tuvieron en la designación de nuestra ciudad, como Juan Lerma, Martín Sevilla o Juan Ignacio Moltó. Bueno sería que se reconociera que, sin el trabajo que realizaron en 1993, la OAMI no estaría en Alicante.
Tras las elecciones de los años 1995-1996, los gobiernos del PP no aprovecharon todas las potencialidades que ofrece la Oficina para la ciudad de Alicante, si bien se corrieron raudos a apuntarse como propias algunas de las consecuencias de su instalación (Escuela Europea o Tribunal de Marcas), que, más que obra del PP, constituyen la consecuencia necesaria de la instalación de la Oficina. Pero, nadie puede dudar que, en definitiva, el PP nunca se ha identificado con una Oficina Europea que se encuentra en Alicante como resultado de una decisión del gobierno socialista. Las relaciones entre el Ayuntamiento y la OAMI prácticamente se reducen a conflictos (hoteles, intención de cobrar tasas...), aunque el PP se aproveche de la existencia de la OAMI para su política de marketing electoral (inauguración de la sede en periodo electoral en 2000, apariciones públicas de todos sus cargos en cuanto tienen ocasión de pavonearse, por cierto algunas tan patéticas como la presencia del inefable Julio de España en la mesa presidencial del acto del aniversario).
Es posible que nadie lo haya pensado en el gobierno municipal, porque están empeñados en otras cosas, tales como en pelearse entre ellos, pero los beneficios adicionales pueden venir de un conjunto de circunstancias a tener en cuenta. En primer lugar, el mundo de la propiedad industrial tiene una importante dimensión internacional, que se traduce en múltiples reuniones y seminarios, y, sin ir más lejos, en la Universidad de Alicante existe un master sobre propiedad industrial que se encuentra muy prestigiado, mientras que en el Colegio de Abogados de Alicante existe una sección de abogados especialistas en Derecho de la propiedad industrial.

Si algún día esta ciudad consigue tener un Palacio de Congresos, buena cosa sería que tuviera continuidad el importante Seminario sobre la Marca Comunitaria que, organizado por el Club de Inversores y la Generalitat, tuvo lugar en junio de 1994. En segundo lugar hay que tener presente que, en la actualidad está tramitándose el Reglamento de la Patente Comunitaria. La Oficina Europea de Patentes (no es comunitaria) está en Munich, pero existen subsedes. Por último, cuando hablamos de invertir en Investigación, Desarrollo e Innovación, no debemos olvidar que el mundo del diseño industrial constituye el elemento más importante para aportar valor añadido a nuestra industria manufacturera, que tan necesitada está para afrontar el reto de la deslocalización.
Desde «El Tabalet», estamos en condiciones de realizar algunas de estas propuestas, prueba de nuestra preocupación por proyectar nuestra ciudad hacia una concepción de ciudad de servicios avanzados.
En primer lugar, manifestamos que Alicante debe convertirse en la capital europea de la propiedad industrial. A tal fin deberán patrocinarse y financiarse seminarios y conferencias internacionales sobre la materia.
En segundo lugar, debería negociarse con la Universidad de Alicante la creación de una Cátedra de Derecho Industrial, a cuya financiación deberían colaborar el Ayuntamiento, la Diputación y la Generalitat. No creemos que su importe incrementara demasiado el déficit que esta última arrastra como consecuencia de su aventurerismo y falta de rigor presupuestario.
Por otra parte, para potenciar la imagen de ciudad preocupada por el diseño, debería crearse, con periodicidad anual, un premio de diseño industrial que llevaría el nombre de la ciudad de Alicante. Y debería instalarse en nuestra ciudad una Escuela de Diseño Industrial. Finalmente, deberían movilizarse todos los elementos necesarios para conseguir, que, en el marco de la tramitación del Reglamento de la Patente Comunitaria, se instale en Alicante una subsede de la Oficina Europea de Patentes.
Aquí quedan expuestas algunas ideas. Nos mueve que nuestra ciudad salga de la medianía en la que se encuentra, aunque no confiamos mucho que nuestro Ayuntamiento vaya a utilizarlas en beneficio de Alicante, pues, como dijo Bertrand Rusell, «cuando no hay rumbo, nunca el viento es favorable». Puedes comentarnos tus opiniones en el nuevo foro de Internet de «El tabalet», en www.noticiasterra.com/eltabalet

Cosas que hacer en Alicante

Cosas que hacer en Alicante

El Tabalet ha nacido con una clara ambición por la mejora de las instituciones publicas de esta provincia, y con el deseo de abrir debates entre la ciudadanía sobre cuestiones que a todos pueden interesar. Con esa intención, quiso hace unas semanas, en el periodo entre las elecciones generales y las europeas, poner sobre la mesa el porqué, aunque gane las elecciones, el PSOE no remonta en esta Comunidad y más concreto en esta ciudad. O si lo hace, es en porcentajes inferiores al resto. Y eso no ha sido siempre así.

Por poner un ejemplo, en las primeras elecciones de 1977 y así fue hasta 1993, el porcentaje de votantes socialistas en esta provincia era superior al nacional. Y aún peor, ya que en las provincias valencianas, era Alicante la de mayor porcentaje de voto del PSOE, mientras que, en la actualidad es la que menor porcentaje aporta. Pues, ¿no creen ustedes que ése es un tema digno de reflexionar desde planteamientos progresistas? Y como no era cuestión de repetir las opiniones de los miembros de este colectivo, decidimos escuchar la opinión de terceras personas, y por ello invitamos a dos prescriptores de reconocido prestigio. Uno de ellos era Luis Pérez, sociólogo madrileño y analista de resultados electorales, y el otro Manolo Alcaraz, compañero columnista de este periódico.

La cuestión se planteó en los siguientes términos: ¿qué ha pasado en esta provincia para que el voto progresista esté por debajo de la media española, cuando antes no era así? Alicante, ha marcado históricamente los triunfos del Partido Socialista en este país, sin embargo desde el referéndum de la OTAN, aparece un punto de inflexión en donde la izquierda alicantina se va hundiendo poco a poco.

Estas últimas elecciones generales han supuesto un vuelco en los resultados que venían produciéndose desde hace 10 años, cuando en las elecciones europeas de 1994, por primera vez el PP obtuvo, en el conjunto de España, más votos que el PSOE. Algunos miembros del PP han apelado al voto del miedo cuando la gente lo que ha hecho, es responder democráticamente ante dos de los problemas que habían surgido en la sociedad. Uno de ellos era la indignación ante el mirar hacia otro lado del Gobierno ante las demandas de «no a la guerra», y el otro, el cansancio ante la falta de operatividad de un Gobierno anclado en culpar a la oposición de todos sus desmanes, uno de cuyos ejemplos más claros era la gestión de la crisis del «Prestige». Sin embargo en todo el país se ha respirado un espíritu de cambio, y de alivio por haberse quitado de encima una forma de gobernar basada en el desprecio al discrepante, mientras en esta provincia, y más concretamente en esta ciudad, en las que la gestión del PP no puede ser calificada precisamente como brillante, el esfuerzo ha parecido inútil.

Y no digamos en las recientes elecciones europeas en las que, a pesar de la elevada abstención y del aumento del porcentaje de votos del PSOE en el conjunto de España, en la ciudad de Alicante, el porcentaje de voto socialista ha disminuido. El análisis más sencillo sería decir que el PSOE de Alicante está más preocupado por la crisis interna que en el de ofrecer una opción de gobierno, sin embargo la tesis es mucho más complicada. Es cierto que posiblemente los ciudadanos perciban que existen disensiones internas en el seno del partido, sin que pueda percatarse de las razones que se esconden detrás de las diferentes posturas. O mejor dicho, si tales razones existen, pero eso no basta, porque, para disensiones internas, las que tiene el PP, particularmente en la Comunidad Valenciana, donde parece que existan dos partidos diferentes y, además, enfrentados. Y por otra parte, ¿qué han hecho los populares en estos últimos años aparte de hablar de un tren que aún no tiene vías o de traer agua con un proyecto del que sólo han puesto primeras piedras? Pero ninguna segunda.

Algunas conclusiones podríamos sacar como consecuencia de nuestro debate. En primer lugar que la crisis del voto progresista en Alicante, es consecuencia de un cierto aburguesamiento en determinados sectores. De un incremento del nivel de vida que convierte en conservadores a antiguos progresistas. En una provincia, y también en una comunidad autónoma, en la que predominan las clases medias, y en las que existe el índice de PYMEs más alto de Europa, la pérdida del voto de esos sectores es particularmente apreciable. Y aunque la política del PP sólo haya beneficiado a unos pocos, y muchos empresarios de los sectores manufactureros tradicionales estén pagando ahora la imprevisión de los gobiernos conservadores, la imagen pública que el PP, con Zaplana a la cabeza, se ha empeñado en ofrecer, presentando a su partido como el partido de los empresarios, ha terminado calando.

En segundo lugar, aunque la oferta socialista haya conseguido en las elecciones generales movilizar a una parte del electorado progresista que antes se abstenía, todavía no se ha percibido con claridad suficiente para sobreponerse a una imagen de desunión y enfrentamientos. Y así, en las europeas, ha vuelto a abstenerse. Y lo peor es que tal vez se esté trasmitiendo una imagen conformista con los resultados, y una ausencia de vocación triunfadora.

Desde las elecciones generales de 1993 se viene produciendo en la Comunidad Valenciana un fenómeno que los analistas denominan como «voto asesino». El electorado se declaraba mayoritariamente de centro-izquierda, valoraba bien la gestión de los socialistas cuando gobernaban la Generalitat y ciertos ayuntamientos, prefería que ganara el PSOE... pero no estaba dispuesto a votarlo.

Estos hechos deben mover a la reflexión, y a no instalarse en el conformismo de pensar que, conforme vayan mejorando las cosas en el conjunto de España, aquí también mejorarán. Hay que denunciar, sin demagogias pero con firmeza, la política del PP de hacernos creer que, con ellos, ya tendríamos AVE y agua a mansalva, y poner de manifiesto cuál ha sido la desastrosa política de obras públicas que el PP ha practicado. Hay que ser firmes en el desastre que ha supuesto el embarcarse en proyectos aventureros, mientras se ha olvidado a los sectores industriales tradicionales, que no se han mostrado tan preparados para la globalización y la ampliación de la UE. Pero también hemos de ser capaces de transmitir que los socialistas somos, también aquí, un partido con vocación ganadora, pero para eso hay que creérselo. Y sobre todo, hay que terminar con la imagen de división interna. Porque la gente puede que no se fíe de quien no se fía de sus propios compañeros.

Posdata: parece que hay a quien le ha molestado algún artículo de El Tabalet. Vaya por delante que no es nuestra intención, pero al mismo tiempo afirmamos rotundamente que hacemos nuestros los versos de Quevedo: «No he de callar por más que con el dedo, señalando ora la boca ora la frente, silencio anuncies o amenaces miedo»

Colectivo "El Tabalet"

La ley del silencio

La ley del silencio

A este paso Alicante va a poder llamarse la ciudad de los prodigios. Y no porque se produzcan circunstancias anormales, sino porque pase lo que pase, sobre todo en su Ayuntamiento, nunca pasa nada. Y eso empieza a resultar un prodigio. En esta ciudad, parece que nunca pase nada, ya que, es tal el grado de adormecimiento que el Partido Popular ha conseguido imponer en nuestros ciudadanos, que los mayores escándalos, terminan pasando desapercibidos.

Es cierto que en conversaciones privadas, es decir por la vía de rumores y maledicencias, la vida y milagros de los munícipes del equipo de gobierno son bien conocidas. Y además son precisamente los votantes de derechas quienes cuentan con pelos y señales lo que pasa en el Ayuntamiento. Y facilitan tales datos sobre el nivel de vida de los concejales que son capaces de escandalizar a la conciencia más laxa. Pero no pasa nada y les siguen votando. Recientemente en la edición de esta provincia de un diario valenciano han contado con todo detalle las historias de los variados cambios de casa de nuestro alcalde. Y otro tanto podrían hacer, si lo que cuentan por ahí es cierto, sobre su flota náutica. Y sigue sin pasar nada.

Es cierto que ya algo de eso se publicó en estas mismas páginas, pero ni motivó ninguna investigación por parte de la oposición en el Ayuntamiento, ni mereció la atención de los fiscales, ni produjo la apertura de un expediente informativo por parte de su partido, más allá de unas declaraciones de Cholbi, que le honran, sobre el injustificado incremento de nivel de vida de ciertos regidores de Alicante. Poco tiempo después un destacado arquitecto comentaba en este diario que en Alicante había ciertos personajes a quienes llamaban Luis XV y Juan XXIII por las comisiones que pedían.

Nada pasó tampoco Y cabe preguntarse qué se ha hecho de aquella sociedad alicantina tan dinámica y progresista, tan intolerante con la injusticia..... Ou sont les nièges d´antan? Parece que por el camino hemos ido perdiendo capacidad crítica, capacidad de rebelarnos contra la injusticia, y nos hemos asentado en el conformismo. Instalados en una vida cuya norma es la ausencia de crítica, parecemos presenciar cómo termina de destrozarse nuestra ciudad a manos de tirios y troyanos, sin que seamos capaces de hacer nada por evitarlo. Porque parece que, en esta ciudad, no pase una semana sin que haya algo que sea capaz de generar escándalo. Y, vaya por donde, siempre parece ocurrir en el campo del urbanismo, un campo en el que las decisiones de los gobernantes, arbitrarias la mayor parte de las veces, son capaces de producir el enriquecimiento de unos cuantos. Y en el caso de Alicante, esos cuantos se pueden contar con los dedos de una mano.

A estas alturas seguimos sin conocer cuál va a ser la revisión del Plan General. Cada día anuncian que se van a producir nuevos retrasos, lo cual nos extraña puesto que en opinión de nuestro alcalde, él no paga al arquitecto a quien ha encargado la revisión para que piense. Pues si no está empleando este tiempo para pensar, ya nos explicarán en qué lo está empleando. Pero, al paso que vamos, no sé si va a ser necesaria la revisión del Plan General, porque no va a quedar en este municipio ni un metro cuadrado de suelo por ordenar o por edificar. La última clama al cielo. Nos referimos a lo ocurrido con el Plan de Rabasa.

Sin esperar a la revisión del Plan General, el Ayuntamiento convocó un concurso en el que se adjudicaba la urbanización de, aproximadamente, cuatro millones de metros cuadrados, lo cual suponía edificar entre diez y quince mil nuevas viviendas. La solución iba retrasándose y habían surgido noticias según las cuales a alguien en el Ayuntamiento le había entrado un gramo de cordura, y había decidido esperar hasta la aprobación de la revisión del Plan General. Nada de eso. Tras la presentación de ofertas, el concurso ha quedado anulado, para nada sirven las valoraciones de las empresas presentadas, porque en tal caso -¡oh milagro!- se prefiere que la promoción la realice una empresa pública formada por el Ayuntamiento, la Conselleria dirigida por Blasco, y un promotor privado, que mucho nos tememos será quien termine por llevarse el gato al agua, porque ya sabemos cuál es la concepción que en el PP tienen de lo público.

Y aquí no ha pasado nada. Se publica la noticia, y ni tan siquiera los afectados por la anómala decisión parecen reaccionar. ¡Hasta ese punto hemos llegado! Dentro de nada, esta ciudad, va a tener dos títulos cinematográficos, uno «La ciudad sin ley», y el otro puede ser «La ley del silencio». Pero nosotros no vamos a ser cómplices de tanto desatino. Porque como escribió García Márquez: "Cuando la verdad no aparece, alguien tiene que ocuparse de ella".

(*) Forman parte del colectivo El Tabalet, entre otros: Javier Macho, Gaspar Hernández, Pepe Riera y Juan Saura

Colectivo "El Tabalet"

Urbaniza ... que alguien se lo lleva

Urbaniza ... que alguien se lo lleva

Hacer un seguimiento de las cosas extrañas que ocurren en el Ayuntamiento de Alicante, constituye una tarea ardua. No es corriente que pasen muchos días sin que nos sorprendan con algo nuevo, pero es tal el cúmulo de cosas que pasan, que, al final, lo único que nos sorprende es la indiferencia que rodea a las cosas de nuestro Ayuntamiento. Parece que nuestra sociedad esté muerta, o, lo que es aún peor: que se haya acostumbrado tanto a ciertos desmanes, que termine considerándolos como normales e inevitables. En El Tabalet pretendemos que no sea así, y por ello hemos adquirido, desde el principio, el compromiso de alzar nuestra voz hacia todo aquello que merezca nuestra protesta. O al menos abrir el debate sobre todo lo que debería despertar la atención de los ciudadanos.

Recientemente se ha producido un cambio sustancial en la gerencia de urbanismo, con el cese de los funcionarios que allí prestaban sus servicios, sin que haya habido explicación alguna de su porqué. Y si eso no debería merecer todo género de aclaraciones, ya me explicarán ustedes qué tiene que pasar para que quienes nos gobiernan bajen a la arena y se dignen darnos explicaciones. Es obvio que un mero tema funcionarial no despierta especial interés entre los ciudadanos, pero en este caso no se trata de un tema funcionarial cualquiera, porque afecta al que posiblemente sea el departamento más importante del Ayuntamiento. El departamento por el que pasan todas las licencias de construcción, es decir el departamento encargado de la regulación de la actividad económica más importante de Alicante. Y es bueno que se sepa qué es lo que allí ocurre, porque cuando hablamos de construcción, hablamos de un sector sensible que en unos u otros lugares se ha unido, con más frecuencia de la conveniente, a casos de corrupción. Por lo tanto cualquier cosa que allí ocurra, debe ser objeto de especial atención. Porque la explicación dada por el equipo de gobierno hasta el momento ha brillado por su ausencia.

Las referencias a un posible retraso en la concesión de licencias, no parecen que hayan convencido a nadie. Y ya se sabe que cuando los ciudadanos no se quedan convencidos de las explicaciones oficiales, se desatan los rumores de todo tipo. Y no nos parece lo más conveniente. Porque si se trata de lentitud, además de que no creamos que sea el servicio más lento en un Ayuntamiento que no se caracteriza precisamente por la eficacia, habría que haber explicado cuánto tardaban en tramitarse los expedientes con estos funcionarios y en cuanto retrasaban sus informes la normal tramitación de las licencias. Con ejemplos, por supuesto. Y si se trata del hecho de que los funcionarios que han sido cesados no estaban cumpliendo adecuadamente sus funciones, e interpretaban las ordenanzas más allá -o más acá- del texto de las mismas, en beneficio o en perjuicio de alguien, también debería explicarse. Porque todos sabemos que, a la hora de interpretar qué es lo que se puede edificar, o qué volumen se puede construir, cualquier interpretación, llamémosla «laxa», de las normas, puede repercutir en considerables ganancias.

En fin, que si ha habido sospechas de este tipo, deben aclararse. Y no sólo porque los ciudadanos debamos saberlo, sino para que los afectados puedan exponer sus argumentos, y defenderse. La Constitución española reconoce la presunción de inocencia, y si alguien es sancionado, tiene el derecho a argumentar cuanto le convenga en su defensa. Pero también es posible -y no nos extrañaría- que los funcionarios cesados hayan sido estrictamente escrupulosos en la aplicación de las normas urbanísticas, indudablemente más escrupulosos de lo que algunos desearían, y en ello se encontraría la causa del cese. Hay quien asegura que así ha ocurrido, y, por lo tanto, sería bueno que, quien tenga acceso a ello, realice un seguimiento de los expedientes, para ver si, en alguna ocasión, se han concedido licencias en contra de los informes técnicos. Porque se tal fuera así, el hecho del cese revestiría una gravedad desmesurada, incluso en este Ayuntamiento, donde parece habitual la desmesura. En fin, que hacen falta explicaciones. Y si no las hay, debería investigarse a fondo. Porque hasta el momento, lo único que parece claro es que se sustituye a funcionarios de carrera por contratados, lo cual constituye un nuevo ejemplo de la política de privatizaciones del PP en el Ayuntamiento de Alicante, o acaso se estén adelantando a las peregrinas ideas de ese antiguo maoísta del Consell que pretende privatizar la concesión de licencias.

Y aún más. Porque quienes entran sin pasar por pruebas que acrediten su mérito y capacidad, es presumible que sean más dúctiles a las pretensiones del poder político. Y en el caso del Ayuntamiento de Alicante, nadie puede decir que poder político equivalga a defensa de los intereses generales. O nos olvidamos de las pretensiones de nuestro ínclito alcalde cuando aseguraba que si había contratado a un técnico para que redactara la revisión de Plan General, no lo había hecho para que ese técnico se dedicara a pensar. En fin, que nuevamente nos vemos obligados a escribir sobre las cosas extrañas de nuestro Ayuntamiento. Porque como dijo Bertold Brecht: "En estos tiempos, hablar sobre los árboles casi constituye un delito, cuando sobre tantas ignominias pesa el silencio".

Colectivo "El Tabalet"