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El Tabalet

Exorcismos

Como espectadores del juego de la política en esta ciudad, nuestra capacidad de asombro no tiene límites. En otras épocas el plan Rabasa hubiera sido un gran poema épico, sin embargo, en la actualidad no pasa de merecer algo más que una canción de música ligera. Y ello a pesar de que los niveles de astucia que se están consiguiendo, han convertido la vida pública alicantina en un espectáculo con rango de episodio nacional.

Tal vez haya que refrescar la memoria de algunos. No hay que olvidar que el Plan Rabasa fue aprobado con los votos favorables del Grupo Municipal Socialista, prestados, además, en un momento problemático para el alcalde, cuando un sector de los concejales de su propio partido se mostraban contrarios a la aprobación. Aquello fue interpretado como un balón de oxígeno que los socialistas dieron al alcalde. Luego la historia es bien sabida: el escándalo que se produjo; la dimisión del secretario general de la agrupación de Alicante del PSPV; las instrucciones de la dirección de este partido; la presunta falta de recepción de un fax en el que se ordenaba la presentación de una enmienda a la totalidad..... Y ahora, para terminar con la farsa o la comedia, el anuncio del portavoz municipal socialista de convertir en voto en contra del Plan lo que en su momento fue voto de aprobación. Ese cambio de actitud es bienvenido, siempre y cuando suponga un disciplinado acatamiento de las directrices del partido, pero no si pretende ser utilizado para tergiversar el pasado. Ahora es totalmente inaceptable que quieran presentarse como salvadores de la patria quienes fueron autores de aquel embrollo y sacar partido de esa circunstancia.

Pero para no ayudarnos al olvido, hay quien se empeña, incluso antes que El Tabalet, en recordarnos ciertas cosas. Los últimos actores que han entrado en escena han sido el edil Romero y la teniente de alcalde Castedo , que no contentos con su condición, se dedican a criticar al PSOE por su cambio de voto, mientras que salvan de la quema a quienes en su día influyeron para el voto favorable, los cuales vienen a convertirse en una especie de héroes para el PP. Y es que hay amores que matan.

No sabemos si el apoyo se ha producido por la conversión verdadera de algún que otro agnóstico, que justificaba su anterior fe, ahora abandonada, en la creencia de tener conocimientos especiales, superiores al de los creyentes ordinarios y, en cierto sentido, superiores a la misma fe. Con este conocimiento que supuestamente le conducía por sí mismo la salvación, de repente se ha convertido de golpe y porrazo en un infiel, en un converso. Y eso siempre es difícil de entender.

Pero en éstas, los concejales del PP se dedican a exorcizar a los demonios que han tentado a quien antes con ellos coincidía, quién sabe si con la pretensión de que los conversos vuelvan al redil, al tiempo que se dedican a vender el victimismo al más puro estilo Camps . Lo curioso del caso es que sea el propio Romero, aquél que en abril se abstuvo en la votación sobre el Plan en la Comisión de Urbanismo previa al Pleno, y que ahora aduce que fue por desconocimiento del contenido del Plan, el que les diga a los socialistas el grave error que cometen. Y explica, desde nuestro punto de vista con sorna, que el PSPV defiende sus intereses políticos en detrimento de los de los alicantinos. Sólo cabe una pregunta: ¿Qué alicantinos? ¿Quiere que les pongamos nombres y apellidos?

Y habla de amenazas, él que pasó de la noche a la mañana, de la incredulidad al dogma de fe, y de que Pla les ha devuelto a la cruda realidad. Sí, señor Romero, ha devuelto a los socialistas a la realidad de ser oposición y les ha abierto los ojos sobre la nefasta política municipal del PP. En definitiva, ese desastroso Plan Rabasa tendrá, de llevarse a cabo, desastrosas consecuencias para nuestra ciudad, pero como no hay mal que por bien no venga, algo bueno va a tener, en la medida en la que, en esta legislatura y aunque sea con retraso, el PP va a tener oposición en el Ayuntamiento.

Y en definitiva, a los Romero, Castedo y compañía se les puede recordar que, como dice Joaquín Sabina : «Y morirme contigo si te matas, matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren».

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